miércoles, 15 de diciembre de 2010

CONTEXTO SOCIAL DEL LENGUAJE


En el proceso de socialización, el niño asume y acepta todas las normas sociales imperantes, intervienen no sólo personas significativas para el niño, como por ejemplo los padres o los hermanos, sino también instituciones como la escuela, la iglesia, etc. A todos estos entes que influyen de alguna manera en el proceso socializador del niño, se les denomina agentes de socialización.
Existen diversos agentes de socialización, que juegan un papel importante según las características concretas de la sociedad, de la etapa en la vida del sujeto y de su posición dentro de la estructura social. En la medida en que la sociedad se va haciendo más compleja y diferenciada, el proceso de socialización también se hace más complejo y se ve en la necesidad a su vez de homogeneizar a los miembros de la sociedad, con el fin de que exista tanto la indispensable cohesión entre todos ellos, como la adaptación de los individuos a los diferentes grupos y contextos socioculturales en que tienen que desempeñarse asumiendo distintos roles o papeles tales como padre, empresario, profesor, etc.
Uno de los principales agentes de socialización en la vida de los individuos, en la historia de la humanidad, ha sido la familia. Realmente, el proceso de socialización se da a través de las instituciones que conforman a la sociedad, la familia en primer lugar, y después, la escuela y otras instancias como los medios de comunicación, los grupos de amigos, etc. Este proceso tiene como función primordial, aunque no la única, la de garantizar la reproducción de la ideología dominante, siendo Althusser el principal representante de la teoría de la reproducción.
El hombre se somete desde su nacimiento a una educación que, desde sus comienzos, cultiva sólo algunos de sus atributos, concretamente aquéllos de los cuales la sociedad espera extraer una utilidad posterior. El individuo aprende lo que el sistema requiere y, de esta manera, es inducido a organizar lo que Gouldner denomina su sí mismo y su personalidad, de acuerdo con las normas operativas de la utilidad.
Por ejemplo, una niña nacida en un pequeño pueblecito del campo, será probablemente educada dentro de unas normas que son las que imperen en ese mundo que la rodea. Su familia, la escuela, etc., ejercerán un papel importante para que esa niña probablemente sea feliz sin ir a la universidad, teniendo hijos, atendiendo a su esposo, etc. Sin embargo, la misma niña nacida en una gran ciudad, con unos padres habituados a otro tipo de cultura, es probable que estudie, vaya a la universidad y sus aspiraciones profesionales y personales sean otras muy diferentes.
Así, se asumirán diferentes papeles o roles en función de que nuestro entorno nos informe de alguna manera, de si dicho comportamiento es o no correcto. De la misma forma, los sentimientos, se llegan a desarrollar de manera natural, encargándose muy bien la estructura social de reforzar el aprendizaje de los roles, mediante el sistema de premios y castigos.
Por tanto, a partir del proceso de socialización, entendido como interiorización de normas y valores, se ha ido estructurando la personalidad del niño, su manera de pensar, sus conductas, su identidad y, en resumidas cuentas, su desarrollo mental y social, configurando finalmente un adulto perfectamente adaptado a su grupo social.
Pero en el proceso de socialización del niño, participan además de la familia, otros agentes socializadores, entre los cuales juegan un importante papel los medios de comunicación de masas, y en concreto la televisión. Es un hecho hoy día fuera de discusión, que los medios de comunicación han alcanzado una difusión sin precedentes. Algunas estadísticas han presentado datos con los cuales se demuestra que los niños están más tiempo frente al televisor que con el profesor, los amigos o los padres. Tal situación tiene evidentemente un claro efecto socializador, haciéndonos pensar que una buena parte de su construcción social de la realidad, está determinada por los medios de comunicación masiva, los cuales ofrecen al niño una imagen del mundo, que resultará de capital importancia para su posterior conducta social.
Según Jean Piaget:
De 4 a 5 Años; Le gusta pasar de una tarea a otras más que repetir actividades. Se muestra mucho más independiente que a los tres cuatro años. Prefiere los juegos en grupo que los juegos en solitarios. En la escuela, comparte la posesión de juguetes que trae de su casa. Puede aun haber temores irracionales: a la oscuridad, ruidos muy fuertes, personas extrañas, etc.
Aunque se enoja frecuentemente, trata de recobrar pronto a sus compañeros. Reclama sus derechos y comprende un acto injusto. Disfruta con representaciones de la vida hogareña. Se siente grande y gusta ayudar a los más pequeños con exagerada protección. Acata las normas establecidas en el salón de clases. Puede cooperar con dos o tres niños durante veinte o treinta minutos en relación de alguna actividad. Se comporta en público de manera socialmente aceptable. Reconoce sus errores aunque muy pronto lo vuelve a repetir. Muestra gran interés por las diferencias sexuales, la reproducción y el nacimiento.
De 5 A 6 Años; Es capaz de guardar sus juguetes de forma ordenada. Juega en grupos de dos a cinco niños demostrando gran sociabilidad. Le agrada formar parte de pandilla. Demuestra seguridad y, y confianza en sí mismo y en los demás. Se muestra cooperador con sus padres, maestros y otros niños. Permanece mucho tiempo alejado del hogar y de los padres sin demostrar ansiedad. Puede explicar a otros las reglas de un juego o de una actividad. Tiene mayor estabilidad emocional y mejor adaptación social que en las edades anteriores. Toma decisiones por si mismo para solucionar problemas relacionados con una actividad que esté realizando con otros niños. Escoge las actividades que desea realizar en el aula (cuando la metodología utilizada así lo permite). Comparte y coopera con el grupo, sin embargo, en ocasiones se observa un alto nivel de competencia. Es capaz de resolver sus conflictos sin agredir ni verbal ni físicamente. Aun es susceptible a temores irracionales. Demuestra abiertamente los sentimientos Inter. Individuales: simpatía, antipatía, afectos, etc.

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